Al término del camino alto de Valhondo, que se adentra en el primero de los picos del cerro del Milano según tomamos el sendero desde Cáceres, hay una pequeña casa, con tres apretadas estancias;
…solitaria,
…abandonada en tiempos pasados,
…arruinada y merced a la intemperie,
…rodeada de vegetación y riscos.
La llaman la casa del Miedo, y ya nadie recuerda a quién perteneció y por qué se la conoce por tal nombre. Sólo que está en medio de un terreno agreste y alegre, con sus encinas, pinos, jaras y romeros. A tiro de piedra, las antiguas minas de Valdeflores, que apenas se intuyen a la distancia, abajo donde la falda del monte se encuentra con el valle por el que transcurren, en caudal intermitente, las pocas aguas del arroyo de Valhondo.
A la casa del Miedo solo llegan ya senderistas, ciclistas y algún despistado, que atisban, los que repiten, cómo cada año se pierde un poco más de lo poco que queda de ella.
Es la más enigmática y sugerente de cuantas casas fuertes y de campo pueblan el entorno de la antigua villa de Cáceres. Enigmática y sugerente por su nombre y por las historias que se comenzaron a escuchar al hilo de su abandono, que no por la belleza que nunca tuvo, dedicada para descanso de unos propietarios embilmados en tareas agrícolas.

Contaban unos…
que fue solaz de una hechicera, que encontró en la soledad de sus piedras lugar donde realizar sus potingues y ungüentos, y esperar a quienes acudían a solicitar sus servicios, venciendo el miedo de enfrentarse, alejados de cualquier ayuda que pudiera escuchar sus gritos si era necesario, con la vieja. Ningún documento nos la sitúa en la historia.
Otros…
que fue almacén de herramientas de las cercanas minas de Valdeflores. Allí acudían, mandados por ellas, partidas de trabajadores; en una de estas idas, uno de ellos, desquiciado, maldito y malquerido por sus compañeros, dio a éstos una espantosa muerte fruto de sus delirios. Mas tampoco parece que algo tal sucediera, ni quedó registrado en sitio alguno el uso ni el episodio.
Algunos, ya entrados en años… que allí mandaron a ajusticiar algunas noches, durante la guerra civil y la represión que hubo tras ella, a republicanos, que barruntaban a dónde iban. Por el camino de Valhondo guardaban silencio, con el miedo estrangulando sus últimas horas. Nada de esto se sabe.
Hasta aquí las historias y leyendas…
La casa del Miedo se llamó antaño de la Peraleda, casa de campo propiedad de doña María de Paredes, vecina de Cáceres, a finales del siglo XVIII.
…En sus buenos tiempos, era lo más parecido a un pequeño refugio, con una salita y dos habitaciones, todas ellas de justas proporciones. A la entrada, una leñera excavada debajo del umbral, en la que guardar los troncos para avivar la lumbre de la chimenea en las frías noches de invierno; a espaldas, una pequeña y coqueta terraza, para refugio del pertinaz sol veraniego.
…En sus buenos tiempos, en época de cosecha, los braceros al servicio de doña María de Paredes recogían peras de muy buena calidad de los árboles que tenía dentro del cercado. No había río cercano, pero sí fuentes de saludables y ricas aguas, con las que alimentar sus raíces, y, con ellas, los frutos que gustaban a sus vecinos comer a su salud.
Luego, ¡abandono, olvido, ruinas…
…y miedo!
FUENTES:
HINOJAL SANTOS, JOSÉ LUIS. Magia y superstición en la vieja villa de Cáceres.
MARTÍNEZ DE QUESADA, JUAN. Extremadura en el siglo XVIII. I. Partido de Cáceres.
NAVAREÑO MATEOS, ANTONIO. Arquitectura residencial en las dehesas de la tierra de Cáceres (castillos, palacios y casas de campo).
WEB. caceresaldetalle.blogspot.com.es
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