Cáceres en sus piedras

Altercado Enrique de Guzmán y Papa Sixto V

 

De esta relación se cuenta la siguiente anécdota de su estancia vaticana:

Don Enrique llamaba a sus criados con una campana y como esto solo lo podían hacer, según la Santa Sede, los cardenales, Sixto V envió a su privado, el cardenal Pereto, a rogar al embajador español que no la tocase. El embajador de Francia se unió a la petición pontificia y hasta se despacharon letras apostólicas con censuras contra el conde.

Don Enrique de Guzmán, enfurecido, tuvo tres audiencias con el Papa, exigiéndole que le dejase la preeminencia de llamar a su servicio tocando la campana, en atención a que su Rey era el mayor príncipe del orbe y a que la Santa Sede extraía sólo de España dos veces más dinero que de todo el resto de la cristiandad. No cedió Sixto V, y obligado el conde de Olivares a renunciar a la campana, ideó llamar a sus criados disparando

‘ ¡cañonazos!

Ccon lo que el Pontífice le envió a mandar tuviese campana para quitar el escándalo y temblor que en Roma se causaba cuando se disparaban las piezas, y desde entonces utilizaron los embajadores de España la campana con permiso pontificio.

 

FUENTE:

MARTÍNEZ, JUAN ALONSO. Epítome de la gran casa de Guzmán.