Cáceres en sus piedras

LA ANTIGUA IMAGEN DE SAN BENITO EL VIEJO

 

Hace siglos se veneraba en Cáceres la imagen de san Benito que presidía el altar del convento con su nombre en la cercana sierra de los Alcores. El pueblo la conocía como el Viejo, pues la tradición decía que su origen era remoto, anterior a la llegada de los sarracenos, de tiempos de los visigodos, y distinguirla de otra que también estuvo en el templo con posterioridad.

Circulaban muchas historias sobre el Viejo, algunas de ellas legendarias, que hicieron de la talla centro de la devoción local durante los siglos XVI y XVII, época en la que, incluso, suscitó que el lugar fuera destino de peregrinación de muchas gentes de tierras extremeñas… y de más lejos, pues era fácil ver entre la multitud familias andaluzas, portuguesas y de otras zonas.

A la imagen de san Benito el Viejo le fueron atribuidas fabulosas curas, consideradas verdaderos milagros que se sucedían ante la presencia y expectación de los peregrinos que acudían a solicitarle favor o solo a rendirle homenaje.

Ciegos que recuperaban la vista,

‘ tísicos que sanaban,

‘ tullidos y maltrechos que dejaban sus muletas y volvían a sus hogares andando,

‘ endemoniados y hechizados a los que llevaban atados al altar, y allí se rendían sus demonios.

Aquel que padeciera alguna desgracia en su persona, con solo persignarse y orar delante de la talla gozaba beneficio y las noticias de estos prodigios se propagaron, haciendo del convento de san Benito de la villa de Cáceres centro de fe.

Y de todas estas maravillas se dejaba testimonio, los cuales se expusieron públicamente durante siglos a la vista de todos. Así, en sus puertas se pudieron ver…

‘ las blancas (monedas de poco valor en la España de la época) que expulsaban los demonios al salir de los cuerpos poseídos…

‘ las muletas que dejaban agradecidos los anteriores tullidos…

‘ dos caimanes que, según la tradición, fueron cogidos y muertos por favor especial de san Benito…

‘ los grillos de un cautivo que, estando preso en una mazmorra en tiempos de guerra contra el turco, invocó al Viejo y se halló repentinamente libre a las puertas de convento…

‘ un exvoto ordenado pintar por un padre agradecido por la resurrección de un hijo dado por muerto…

‘ otras rarezas más…

‘ y una tabla, la legendaria tabla en la que estaban anotados hasta dieciséis milagros, destacando de todos ellos los energúmenos exorcizados por mediación del Viejo.

Entrado el siglo XIX, en algún momento se perdió memoria. La gentes dejaron de peregrinar al fabuloso lugar, incluso los cacereños olvidaron la intercesión del santo. El convento fue abandonado, solo utilizado como improvisado lazareto en tiempos de epidemias, para albergar y dejar a su suerte, personas con peligrosas enfermedades infecciosas.

Y con el edificio, también cayó en desgracia la imagen de san Benito el Viejo. Se cuenta que…

‘ le venció la carcoma y el xilófago.

Arruinada como estaba cuando la encontraron, las gentes olvidadizas, o sencillamente desconocedoras de su pasado, quemaron la imagen y enterraron sus cenizas en un lugar que, con los años, floreció un majestuoso árbol, quizá para dejar, a su vez, testimonio de su pasada gloria y de que la sierra de los Alcores, en el siglo XVI, estaba cubierta de un frondoso bosque, en cuyo centro estaba el convento de san Benito, hoy convertido en iglesia.

 

FOTO DE CABECERA: Iglesia de san Benito (antiguo templo del convento del mismo nombre).

 

FUENTES:

BOXOYO, SIMÓN BENITO. Noticias históricas de la M.N. Y L.Vª de Cáceres, provincia de Extremadura. Monumentos de la antigüedad que conserva.

MECOLAETA, FRAY DIEGO. Vida y Milagros del Glorioso Patriarca de los monges San Benito, con notas, observaciones y discursos del P. Fr. Diego Mecolaeta, Benedictino.

 

José Luis Hinojal Santos

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