Levanta el Sol del letargo de la noche, más allá del Cuartillo. Sus primeros rayos iluminan la torre de los Cáceres Ovando para pronto caminar por los muros de mampuesto y sillería, dorándolos de belleza. Las cigüeñas se desperezan al llegar la cálida luz del nuevo día y abandonan el nido nada más sentirla, como todas las mañanas en todas las primaveras.
En su ausencia, Cáceres permanece en silencio y entristece en su abandono, mientras sobrevuelan y alimentan en las dehesas cercanas.

…Y recupera la alegría al atardecer, cuando regresan las bandadas y vuelven sus siluetas a los tejados del viejo intramuro y, con ellas, el castañeteo de sus picos largos y robustos.Volverá el alba y brillará de nuevo, la primera, la torre de los Cáceres Ovando,la torre de las Cigüeñas.
– Adaptación de un viejo romance cacereño –
FUENTE:
HINOJAL SANTOS, JOSÉ LUIS. Historias y leyendas de la vieja villa de Cáceres.
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