Cáceres en sus piedras

LA CALAVERA PRODIGIOSA II

 

(Toma el hilo desde el principio, haciendo clic aquí)

En las paredes reverberaron las exclamaciones de sorpresa, de júbilo, de renovada fe. No les cupo duda de que fray Pedro Ferrer, a quien ni el más anciano de ellos llegó a conocer en vida pero al que dirigían muchas de sus oraciones diarias, cuyo cuerpo se ofrecía a su vista ahora, pasado un siglo de su muerte, íntegro, vestido con el hábito de lana gris de la orden y la cuerda blanca colocada con cuidado, había muerto en gracia divina.

Se arrodillaron y comenzaron a rezar con un fervor desconocido hasta entonces:

– Tú eres el santo Señor Dios único, el que haces maravillas. Tú eres el fuerte, tu eres el grande, tú eres el Altísimo, tú eres el Rey Omnipotente; tú Padre santo, Rey del cielo y de la tierra…

Pero eran hombres, y de vez en cuando lanzaban miradas curiosas y furtivas al sarcófago mientras no dejaban de embelesarse respirando el aroma que gobernaba la iglesia. En el interior de algunos, se fortalecieron pensamientos de que aquello que iban a realizar a continuación y que les había convocado allí, era además de un sacrilegio a ojos de un cristiano, también un acto horrible y deleznable según las leyes terrenales. Llorando avergonzados, estos dejaron sus rezos, se levantaron y abandonaron el templo con el fuego de la desazón abrasándoles el pecho y mancillando sus conciencias.

No había reproche en los que se quedaron.

Sí, determinación,

‘ quizá una delirante determinación.

Terminaron su oración de gracias, se incorporaron y se acercaron a la tumba. Asieron con cuidado, respeto y extraña diligencia el cadáver y lo depositaron en el altar.

El silencio de la iglesia de nuevo fue roto con nuevos rezos.

– Sumo y glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón, y …

Separaron primero la cabeza del resto del cuerpo.

Liberaron el cráneo con paciencia, despojándolo de la carne que lo recubría.

– … dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento …

Cortaron a continuación algunas partes del cuerpo, descarnándolas y liberando los huesos igualmente.

Trocearon los huesos en fragmentos menudos y los guardaron en un pequeño saco.

– … Señor, para que se cumpla tu santo y veraz mandamiento.

Los despojos volvieron a depositarlos en el pequeño mausoleo profanado.

Terminadas estas tareas, llevaron el cráneo a la sacristía y allí lo depositaron.

Sobrevino el silencio.

Un silencio sepulcral, la voz del vacío.

Días después, por la villa comenzaron a circular extraordinarios relatos que hablaban de lo que había sucedido muros adentro en la iglesia. Todos coincidían en que los monjes habían asistido a un milagro y la existencia de un cráneo como testimonio del mismo que sanaba enfermedades a quienes acudían a él con fe y esperanza.

En un creciente fervor religioso, el camino que unía la población con el monasterio poco a poco fue nutriéndose de gentes que acudían a la prodigiosa calavera con la esperanza de curar sus males. Tercianas, tabardillo… Pronto se expandieron noticias de fantásticas curaciones de aquellos que la tocaban con sus manos o bebían el agua que hacían pasar por ella.

Mientras iban naciendo leyendas alrededor de la calavera prodigiosa, el pequeño saco con los trozos de los huesos esquilmados del padre fundador era llevado a otros rincones del reino en los que se levantaban monasterios franciscanos o donde se solicitasen tales reliquias para su beneficio, algunas vendidas al mejor postor. Fueron así repartidas y veneradas, engrandecidas sus virtudes por los milagros que protagonizó fray Pedro Ferrer en vida y los apólogos que se contaron después de muerto.

 

FOTO DE CABECERA: Angelito portando una calavera en la portada de la iglesia de san Mateo de Cáceres.

 

FUENTES:

HINOJAL SANTOS, JOSÉ LUIS. Magia y superstición en la vieja villa de Cáceres.

HURTADO DE SAN ANTONIO, RICARDO. Leyendas del monasterio de San Francisco de Cáceres.

SANTA CRUZ, FRAY JOSÉ DE. Crónica de la provincia franciscana de San Miguel.

 

José Luis Hinojal Santos

Añadir comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.