Según la tradición, la estatua romana del Genio Protector de la Colonia Norba Caesarina fue descubierta en las aguas del río Salor en el siglo XV. Desde entonces ha estado ligada invariablemente a la fisonomía e historia de la plaza Mayor de Cáceres, a lo largo de la cual han sido frecuentes los equívocos, leyendas y supersticiones a que dio lugar, algunos de ellos bastante sorprendentes y muy arraigados en las creencias de los cacereños.
El simulacro de la diosa Ceres, luego que fue descubierto, se colocó en la plaza Maior. Es de alabrastro, i de primoroso pulimento. En la diestra tenía un manojo de espigas (como refiere haber visto Marineo Siculo), en la siniestra la cornucopia coronada de frutas, i en la cabeza una guirnalda texida de espigas, adornos correspondientes a este benéfico ídolo, que ha hecho desaparecer el tiempo con el descuido, y poco aprecio de una antigüedad tan estimable… Extraído de “Historia descriptiva de la villa de Cáceres”, de Juan Rodríguez de Molina.
En su larga relación con la villa de Cáceres, varios han sido los nombres y apodos por los que ha sido conocida, siendo, quizá, el más preciso el de Genio Protector, si bien éste es reciente, resultado de estudios concienzudos, alejados del saber y entender popular, razón por la que aún persiste, en la memoria y en las conversaciones, el referirse a la estatua como la diosa Ceres.
Antes, mucho antes, en los albores de su descubrimiento, se la conocía como la Santa de la Plaza, y a ella solicitaban protección para la población en épocas de epidemias y guerras y buena ventura en las cosechas por los siglos XVI y XVII. No en vano representaba, según las creencias y supersticiones, la Abundancia o la Fortuna. Precisamente por este motivo, algún antiguo cronista la creyó alegoría de la diosa de la Fortuna.
Entre 1820 y 1962, la diosa Ceres hermanó su destino con la entonces torre llamada del Reloj. Fue colocada en lo más alto de este baluarte.
– Es un lugar muy adecuado para auspiciar mejores y más prósperos tiempos para Cáceres – pensarían quienes tomaron la decisión, pues la estatua sujeta en su mano izquierda el Cuerno de la Abundancia.
La mano derecha se perdió, ya que era utilizada para sostener el peso de la harina, cuyo uso fue deteriorando poco a poco esta parte de la estatua. También se perdió la corona de espigas que coronaba su cabeza.
En tan visible posición, dominando la plaza Mayor, los cacereños dieron en poner a la estatua el mote de Buhaco (con la h aspirada típica del acento extremeño), al igual que los muñecos de paja y trapo que eran típicos de la zona y, al parecer, objetos de venta en un puesto a pie de torre.
Una tradición poco recordada en estos días remonta a tales fechas el que a la torre del Reloj, baluarte de la muralla que no tenía la consideración y aprecio de hoy, perdida la esfera por su traslado a lo alto de la iglesia de san Mateo, la comenzaran a llamar, por motivo del extravagante apodo, la torre del Buhaco, o Bujaco.
Luego, como dijimos, perdió en 1962 también al Buhaco, es decir, a la diosa Ceres, pero conservó, quizá ya para siempre, el mote, si bien la leyenda atribuye a éste un origen histórico de tiempos en los que musulmanes y cristianos disputaban el sitio.
Y, como también dijimos al inicio, con los nuevos tiempos
‘ la diosa dejó de ser diosa,
‘ como antes había dejado de ser santa
‘ para degradarla a un muñeco.
Y quienes saben, quizá con poca poesía, dicen que en realidad es el Genio Protector de la antigua colonia Norba Caesarina, una especie de espíritu valedor para la mayor seguridad y prosperidad del lugar.
FOTO DE CABECERA: Genio protector de la Colonia Norba Caesarina (diosa Ceres).
HINOJAL SANTOS, JOSÉ LUIS. Historias y leyendas de la vieja villa de Cáceres.
RODRÍGUEZ DE MOLINA. Historia descriptiva de la villa de Cáceres.
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