Cáceres en sus piedras

EL POZO DE LOS ENAMORADOS I

 

– ¡Clac…! ¡Clack…!

Suena fuerte y decidido un bastón, aporreando el empedrado de la Corredera de san Juan, un día cualquiera de finales del siglo XIX, festivo a más señas. Los niños dejan por un momento sus alegres y despreocupados juegos, y todos al unísono desvían la mirada, curiosos, hacia el lugar donde proceden los golpes. Escuchan mientras acuden en silencio a la llamada.

Un hombre, que por su aspecto parece un vagabundo, grita entre el bullicio:

 

Soy un pobre ciego,

como podéis ver,

y sin caridad

no puedo comer.

Un amigo mío

todo esto escribió;

para que yo coma

me lo regaló.

 

Junto a la chiquillería, el resto de viandantes encuentran igualmente un hueco en sus quehaceres diversos para escuchar al viejo ciego coplero, que inicia, tan pronto como sospecha la atención de la clientela, a vocear un romance, acompañando los versos con el sonido de una guitarra.

 

El ciego de los romances. Solana

 

A sus pies, dejados de cualquier modo, hay unos folletos, con las hojas atadas a cordel, que vende a unos céntimos y en los que están impresas las estrofas que se dispone enseguida a cantar, embellecidas por dibujos en los que aparecen sucesivamente momentos escogidos del romance.

 

En tiempos no tan lejanos, en España se explotaba mucho el romance callejero. Los días festivos o de romería, se cantaban coplas de crímenes, hazañas de bandidos, calamidades públicas, amores terminados en tragedia… En este empeño se destacaban los ciegos, a los qeu se llamaba “copleros”, que eran bien vistos por las clases populares, pero vigilados por las autoridades, pues muchas de sus canciones o romances solían ser críticos o en los límites de la moral.

 

Los ciegos copleros vendían pliegos y folletos en los que aparecían dichos romances junto a dibujos a modo de escenas. Las distintas páginas o láminas las sujetaban con un cordel, motivo por lo que este tipo de literatura, que venía desarrollándose desde el siglo XVI, se la llamó “de cordel”.

– Escuchad con atención lo sucedido a dos jóvenes amantes en esta vieja villa de Cáceres no ha mucho tiempo. Por su distinta cuna les fue vedado disfrutar de su amor abierta, sincera y apasionadamente. Y viendo imposible su unión en lo terrenal, decidieron juntar sus destinos para siempre en una trágica decisión. Sea testigo de la verdad de este extraordinario e inolvidable suceso Nuestra Señora la santísima Virgen de la Montaña, cuya luz guía y dé fuerzas a mis palabras para dejar testimonio que no desmerezca de la grandeza y tragedia de los episodios vividos.

Despliega en ese momento un cartelón, en el que aparecen pintadas las escenas más dramáticas, atrapando definitivamente el interés de la audiencia, embobecida por la impaciencia por escuchar al ciego cantor.

 

El domingo por la tarde

subieron a la Montaña

a despedirse del mundo

los dos amantes del alma.

 – ¡Adios, calle de Pintores,

con tus pulidas boticas,

que me voy a echar a un pozo

con mi novia Mariquita!

 

– ¿Quién…? – susurra uno de los presentes a quienes tiene a su lado.

– Ha dicho Margarita…

– No, Mariquita. Acordaros: María, la hija del señor …

Los más mayores atisban cuál es la historia que da comienzo, y se miran unos a otros recordando lo que aconteció en su vieja villa de Cáceres, con el título recién estrenado de ciudad…

 

* * *

 

No muchos años atrás, una pareja de jóvenes, de los que el recuerdo sólo conserva el apodo de ella, se abandonaron a la pasión que nació en ellos nada más cruzarse casualmente sus miradas. Aun conscientes que su relación lo impedía la turbia cortina de la diferencia social de sus familias, iniciaron un imposible y silenciado amor. Cáceres todavía mantenía una férrea separación de status y privilegios entre quienes ostentaban herencias nobiliarias seculares y los que subsistían gracias a duras jornadas de trabajo. A nadie le era permitido transgredir su linaje o su posición, por lo que los incipientes amantes decidieron mantener sus encuentros en secreto. Sus padres no debían siquiera sospecharlos…

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FUENTES:

GIL GARCÍA, BONIFACIO. Relación de los amantes suicidas de Cáceres. En Cancionero Popular de Extremadura.

HINOJAL SANTOS, JOSÉ LUIS. Historias y leyendas de la vieja villa de Cáceres.

 

José Luis Hinojal Santos

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